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Los accidentes vasculares forman parte de una amplia gama de afecciones agudas al tronco encéfalo. Si bien es cierto hay de muchos tipos, una forma simple de diferenciarlos en clasificándolo en isquémico (mas correctamente llamado oclusivo) y hemorrágico.
Ambos tipos de ACV pueden dar inicialmente síntomas similares, a pesar de que en general los síntomas de los ACV isquémicos son más focalizados. Es por esto que en las primeras horas de hospitalizado un paciente del que se sospecha un ACV debe realizarse un TAC cerebral, examen con el cual se puede definir el tipo de ACV y tratamiento a seguir. Esto es tremendamente importante dado que ambos tratamientos son opuestos absolutos. En caso de un ACV oclusivo se iniciar rápidamente terapia anticoagulante (terapia que es totalmente contraindicada en caso de una ACV hemorrágico). En caso de que el ACV sea hemorrágico, se inicia una cascada de tratamientos que buscan detener las complicaciones y, en forma ocasional, se puede requerir cirugía.
Por lo anterior, en caso de que usted o algún familiar comience a tener síntomas neurológicos de inicio súbito no se auto medique, sino que rápidamente vaya al centro de urgencias más cercano